¡Ach!

¡Ach!

Ahora que Paquitall se ha vuelto un néofito en el estudio de la Segunda Guerra Mundial (TM), quizás sepa apreciar con mejor y más entusiasta discernimiento carteles publicitarios de aquella época, como los que recopila la página del enlace.

Son, en su gran mayoría y por lo que se puede deducir, carteles americanos que espolean a la compra de bonos de guerra, o al ahorro de algún tipo.

When you ride alone

When you ride alone

Llama la atención (la mía, al menos), el inconfundible sello americano que se distingue en todos ellos. Así como el humor del que ya hablamos en alguna otra ocasión. Incluso en los peores momentos, nunca falta el sentido del humor de algún tipo. Es cierto que los estadounidenses seguramente fueran los que menos sufrieron en esa guerra y, por tanto, menos motivos para dejar a un lado la risa, pero también tuvieron lo suyo.

También me parece significativa la ingenuidad que parecen tener todos ellos. La ingenuidad vista con los ojos de hoy. Y me refiero tanto al contenido como a las formas, al estilo de los carteles, a las imágenes, etcétera.

Precisamente estos días estoy leyendo Tu rostro mañana, de Marías, y me recuerdan un poco a los carteles que muestra en su obra sobre aquella campaña (en contra del “careless talk“), de la misma época, que prevenía a los británicos sobre las repercusiones que podía tener hablar imprudentemente, no ir con tiento al contar, pues un espía nazi podía estar escuchando.

Curioso, como poco.