Ya hemos comprendido el principio básico de funcionamiento de la toma de decisiones. Vayamos ahora a lo concreto.
Tomemos a Podemos como ejemplo, porque pienso que ejemplifica muy bien esa dualidad entre emoción y razón.
¿Por qué tiene tanto éxito el fenómeno Podemos? ¿Porque la gente quiere una renta básica y electricidad en todas las casas? ¿Porque los españoles quieren que se detengan los desahucios?
No parece lógico que una persona que ya tenga un trabajo estable y un techo bajo el que dormir abogue con fiereza por una formación que, a priori, no va a modificar palpablemente su situación personal ni la de sus allegados. ¿Cuánta gente ha visto mejorar su nivel de vida cuando el partido al que detestaba se encontraba gobernando, y viceversa?
¿Por qué, entonces, Podemos despierta esa pasión entre muchos españoles?
En base a lo que ya sabemos, nos atrevemos a decir que no se trata de una decisión racional, sino que Podemos toca una fibra sensible de la sociedad. Podemos apela a SENTIMIENTOS muy enraizados en el ser humano, como es la sensación de injusticia, de dignidad, de opresión, de rebelión contra el poder. Estos son sentimientos muy fuertes y con los que todo ser humano se puede identificar. Puede que yo no tenga problemas para pagar la electricidad en invierno, pero no es JUSTO que alguien se muera de frío mientras otro está haciendo dinero a su costa… y yo soy una persona con valores. Yo soy justo.
Ahora bien, ¿estoy sugiriendo que el que no esté a favor de Podemos es una persona a la que no le importa la justicia?
No.
Podemos también es el cambio, el relevo generacional, el paso del tiempo, un nuevo orden, Podemos es… VE-NE-ZUE-LA.
O, al menos, eso nos quieren hacer creer sus detractores.
Y Venezuela, como bien nos ilustró Fuckitall a través del brillante artículo de A. Cappa, es el terror. Da igual que el índice de malnutrición haya descendido drásticamente, decir Venezuela es decir pobreza, dictadura, escasez, Tercer Mundo, hambre, etc. ¿Y quién querría eso para sí?
Poco importa que Pablo Iglesias diga que “sus” propuestas económicas están refrendadas por un Premio Nobel de economía. Se equivoca (Marías) ¿Qué sentido tiene operar en el nivel lógico-racional? No, sus opositores son más listos que eso. Lo que hacen es asociar la palabra “Podemos” con la palabra “miedo”. ¡Que vienen los de Podemos! hemos escuchado decir muchos últimamente. Pero… ¿miedo a qué, exactamente?
No operemos en el nivel racional. No es necesario. Escuchando a Pablo Iglesias es difícil estar en desacuerdo con su discurso, pero no importa. Simplemente asociemos Podemos con las palabras “izquierda RADICAL” y Venezuela. El miedo hará el resto. Y el miedo no es lógico, es emocional.
Y suscitar EMOCIONES es lo que necesita todo aquel que quiera gobernar en Andalucía (cerrando así el ciclo).
No es algo positivo que Chávez y Griñán estén imputados, claro que no, pero nada de eso se puede comparar al hecho de ver a Susana Díaz en televisión, embarazada, apelando al orgullo de sentirse andaluza y a lo mucho que ella quiere a su tierra, Andalucía, y a sus gentes. Su mensaje cala profundo. Los andaluces se identifican con lo que dice. A la propia S. Díaz se le escapó en una entrevista (“para gobernar en Andalucía hay que saber entender a sus gentes”) Eso, unido al hecho de que el PSOE lleva más de 30 años gobernando en Andalucía (importantísimo factor de preselección) hacen del voto al PSOE en Andalucía una victoria cuasi infalible, por mucha corrupción que haya.
Las emociones toman la decisión, y la razón la justifica.
Obviando la rastrera estrategia de dividir el speech en dos posts seguidos para aumentar su número y así ganar una competición en la que nadie más que tú participa, hay que decir que el tema es muy interesante.
Me alegro, además, que menciones a Kahneman, del que tengo pendiente su “Thinking, fast and slow”, donde tengo entendido que se habla de los sesgos y como tendemos a reforzarlos en vez de ponerlos a prueba.
El que es de izquierdas leerá El País (o lo leería antes) y el de derechas La Razón. Tal y como cierto profesor de juventud nos dijo alguna vez, para estar bien informado hay que leer tres o cuatro periódicos y de distinto signo. Yo, personalmente, intento leer y escuchar opiniones del todo contrarias a la que originalmente podría tener yo (y cuando no parto de ningún sitio, los dos polos más opuestos de la disputa) para evitar ese sesgo (que no sé si lograré del todo).
Dicho esto. Algunas preguntas que me asaltan y para las que no sé si existen respuestas:
* ¿El hecho de conocer estos mecanismos nos previenen contra ellos y nos permiten soslayarlos?
* ¿Existe algún sentido “evolutivo” en este comportamiento? Es decir, tal vez sea necesario (o lo fuera) que ciertas decisiones se tomen rápidamente o se tomen basándose en el aspecto general exterior. Tal vez el subconsciente haya aprendido a reconocer determinados patrones en un posible enemigo o peligro, que nos alerta con anticipación o de lo contrario sería demasiado tarde. Algo así como lo que propone MaríaS en Tu rostro mañana y esos interpretadores de rostros que apelan casi a la imaginación sobre la razón para determinar el caracter de una persona.
Tal vez si tuviéramos que pensar racionalmente cada decisión nunca tomaríamos ninguna. Tal vez, también, no podamos abarcar todo el conocimiento para tomar todas las decisiones y sólo nos queda, al fin, delegar y basar esa delegación en la confianza que alguien o algo nos inspira.
221:217. No tienes nada que hacer contra el nuevo Fénix de los Ingenios.
Este tema es, ciertamente, muy interesante, como sin duda debe de serlo el libro de SandoKahneman (yo también lo tengo en la recámara). Otro libro que promete ser interesante es el escrito por John Lehre (le) llamado: “How we decide”. En definitiva, todo lo que aporte algo de luz sobre la máxima socrática de conocerse a uno mismo promete ser interesante, porque no deja de resultarme curioso cómo el ser humano ha utilizado gran parte de sus recursos a conocer el mundo que nos rodea (hasta las más lejanas galaxias) pero tan poco (comparativamente) a estudiar el que es, comúnmente aceptado por la comunidad científica, el elemento más extraordinario conocido por el hombre: el cerebro humano.
La mente humana. ¿Qué es? ¿Cómo funciona? La mente y Dios; y su relación, si la hubiere. Es este un tema fascinante sobre el que poco a poco se van descubriendo más elementos, si bien aún estamos en la más tierna infancia del conocimiento de nuestro propio cerebro.
Sesgo
Ciertamente, una característica propia de los seres humanos es que preferimos la corroboración de nuestras ideas ante la contraposición, ¿Por qué? Pues, como diría aquel: ¡ancha es Castilla! Es decir, que hay muchas lecturas, pero todas acaban en el mismo sitio: no lo sabemos con seguridad.
Lo que sí quiero destacar es algo que suele pasar inadvertido, y es que el hecho de obtener información de fuentes dispares no es un síntoma de ausencia de sesgo. Al menos no automáticamente. Un miembro de mi familia, al que fuckitall conoce mejor que yo, siempre se vanagloriaba de ser una persona muy objetiva en sus opiniones políticas, ya que cada mañana hacía un repaso por todos los principales diarios nacionales, ya fueren de “derechas” o de “izquierdas” (nomenclatura que, por cierto, espero que vaya quedando en desuso con la llegada de las nuevas generaciones). Lo que quiero destacar es que el elemento principal de la objetividad no radica en la fuente de la información que se escoje, sino en la actitud mental que se adopte a la hora de obtener esa información. Es decir, que si el facha de turno coge El País bajo la premisa de “a ver qué dicen estos sinvergüenzas”, más le vale dejarlo en la estantería porque su mente ya estará cerrada ante todo lo que vaya a leer a continuación. Y lo mismo aplica para el bolchevique pancartero que escucha a Jiménez Losantos. Bien está, al menos, escuchar una lectura diferente de los hechos, pero la clave, como digo, está en la actitud mental que se adopte. ¿Realmente nos informamos con una mente abierta? Voy aún más allá: ¿realmente podemos (!) informarnos con una mente abierta, o nuestros procesos inconscientes ya han levantado sus correspondientes barreras antes siquiera de que seamos conscientes de ello?
Me inclino más a pensar que lo segundo. Y me inclino a pensar que los seres humanos rehuímos cualquier forma de confrontación porque salir de nuestra “zona de confort”, como su propio nombre nos indica, es incómodo. Nos provoca inseguridad. Nos obliga a estar alerta, porque no sabemos qué habrá al “otro lado”. Salir de la zona de confort supone entrar en terreno desconocido, y si hay algo que el ser humano teme por encima de todo, es lo desconocido.
Hilando con el tema principal de este post, Podemos es una incógnita política, y mucha gente tiene miedo de lo que pasaría si ganara las elecciones. Podemos es lo desconocido, y lo desconocido nos da miedo. Da igual que la razón y la lógica nos diga que no puede ocurrir nada peor de lo que ya estamos viviendo. El miedo es irracional. La estrategia para luchar contra Podemos debe ser la estrategia del miedo.
¿Conocer los mecanismos nos previene contra ellos?
Muy interesante pregunta.
Y la respuesta, en mi opinión personal, es que no.
Y digo que no porque, como ya hemos dicho, ciertos mecanismos de la mente inconsciente son automáticos e involuntarios. Saltan como un resorte ante determinados estímulos y lo único que podemos hacer es observarlos. El ejemplo claro es el de la atracción (atracción física entre seres humanos, me refiero). Como decía en el post anterior (el nº 220, ejem.) uno no puede elegir a voluntad la persona por la que se siente atraído, de la misma forma que no puede elegir a voluntad dejar de sentirse atraído por esa persona, a pesar de todos los motivos lógicos para ello (e.g. casos de maltrato). Es una respuesta automática del sistema.
Siempre me han hecho gracia esos comentarios que se oyen en la línea de: “pero si es muy guapa y muy inteligente; ¡y está soltera! No entiendo por qué no quiere nada con ella…”. Pues, lo acabo de decir, (¡dale otra vez!) porque no es una elección. Desgraciadamente, muchas personas desconocen esta gran verdad, y ellos mismos pueden no comprender por qué no se sienten atraídos por alguien que, a todas luces, debería resultar atractiva.
Pero en el caso contrario, en el caso de que fuese consciente de lo que está ocurriendo… ¿podría una persona activar en sí mismo el proceso de atracción? Pues habría que meterse en temas más profundos sobre la capacidad del ser humano para influir en su propio subconsciente y en las técnicas para ello (esto sería una discusión aparte) pero la respuesta, en principio, es que no parece sencillo.
Ahora bien, ¿puede una persona activar el mecanismo de atracción de OTRA persona?
Pues si estamos diciendo que el mecanismo de atracción se activa de forma automática e involuntaria en presencia de una serie de estímulos… si conocemos cuáles son esos estímulos, la respuesta deberá ser que sí, se puede (¡podemos!).
Al fin y al cabo, existe toda una rama dedicada a ello: el marketing.
El marketing consiste, precisamente, en el estudio de los estímulos que activan respuestas automáticas en las mentes de los destinatarios. Y lo tienen bastante perfilado, ¡no se crea usted! Nada ocurre por casualidad en un spot televisivo, de la misma forma que nada ocurre por casualidad en un mitin político. El color de la corbata, el color del traje, el lenguaje corporal (ah… otro tema maravilloso) todo está orquestado para inducir una serie de emociones en los destinatarios.
Hace un tiempo leí un estudio muy interesante al respecto en el que a los participantes se les informaba de que dos personas iban a leer un texto para ellos (a modo de discurso político) si bien se les especificaba que el texto no lo había escrito la persona que lo leía ni representaba de forma alguna su manera de pensar sobre el tema. Uno de los textos contenía un mensaje conflictivo (alusiones racistas, etc.) mientras que el otro era más plano y políticamente correcto. Pues bien, cuando se les preguntaba a los participantes qué valoración personal (independientemente del texto que hubiese leído) hacían de cada uno de los “ponentes”, la persona a la que le tocaba leer el texto plano recibía siempre valoraciones más positivas que al que le tocaba leer el texto conflictivo… aunque cada vez la persona que leía uno u otro texto variaba cada vez [referencia requirida].
Interesante, ¿verdad?
¿No ocurre eso mismo diariamente en el escenario político?
Sentido evolutivo
No seré yo (maestro) el que lo contradiga, porque pienso que la influencia de nuestro cerebro primitivo en nuestra conducta diaria es mucho mayor de lo que nos permitimos aceptar.
Al respecto de la toma de decisiones, ya puse el link al estudio de Antonio Damasio, en el que venía a demostrar que personas que tienen dañada la capacidad de sentir emociones son incapaces de tomar decisiones, incluso las más sencillas. Multiplicar 15×8 es una conclusión lógica, pero elegir a qué partido político votar tiene infinidad de implicaciones emocionales que hacen imposible afirmar que se trate de una decisión “racional”. Como ya dije en el post anterior, la mente racional opera a posteriori para justificar una decisión tomada a través de otros cauces. Esta es la clave.
Por otro lado, está demostrado que la información le llega antes a la amígdala que al córtex frontal. Presupongo que conocemos las funciones de uno y otro, pero baste decir que la amígdala es ese comúnmente llamado “panic button” alojado en nuestro cerebro, que se activa automáticamente en presencia de un peligro para nuestra súper viviencia y que pone en marcha una serie de procesos automáticos en nuestro cuerpo (aumenta el riego sanguíneo, acelera el ritmo cardiaco, segrega adrenalina etc.) y que nos permite reaccionar instintivamente ante posibles peligros. Posteriormente (creo que el tiempo está medido) la información le llega al córtex frontal (la parte lógica y racional de nuestro cerebro) y entonces es cuando comienza el debate (hay mucha información disponible sobre este tema).
Pero la clave es esa, que la parte racional entra en escena cuando ya se ha dado la voz de alarma.
Naturalmente, si nuestro cerebro se hubiera (en tiempos remotos) detenido a pensar si esa serpiente venenosa era potencialmente mortal, la especie humana habría desaparecido haría mucho tiempo. Nuestro cerebro tiene ese mecanismo de “fight or flight” que salta automáticamente y antes de que la información le llegue a la mente pensante.
Pienso que lo mismo ocurre con la toma de decisiones ordinaria.
¿Por qué Gibson en vez de Epiphone? Puedes pasarte horas analizando pros y contras, pero tu cerebro ya sabe que Gibson es la marca principal y Epiphone es la copia. ¿Y con qué te identificas tú? ¿Con lo auténtico o con la copia?
Pongamos el caso de los antiguos anuncios de tabaco. ¿Qué hace ese cowboy en mitad del desierto? Los anuncios no suelen tener sentido a nivel racional, porque están destinados a activar ciertas emociones en las mentes de los consumidores (el vaquero es un hombre hecho y derecho, es un hombre fuerte, es un espíritu libre, a él nadie le dice lo que tiene que hacer, el vaquero es uno de los iconos sexuales femeninos recurrentes… en definitiva: el vaquero es atractivo para ambos sexos, y si él fuma…).
¿Y qué hay de aquel anuncio de Coca Cola light? (https://www.youtube.com/watch?v=NzInAU6H86I)
¿Desde cuándo una oficina tiene un reparto a domicilio de Coca Cola? ¿Y desde cuándo el repartidor se bebe una lata de las que está repartiendo? Nada tiene ningún sentido en ese anuncio. Sin embargo, no creo que haya mujer que lo haya visto y que no lo recuerde al cabo de los años. ¿Por qué? Porque suscita EMOCIONES. Emociones muy concretas dirigidas a un público muy concreto. Y la mente trabaja por asociación (otro tema muy interesante) de modo que hay que olvidarse de la lógica y centrarse en asociar unas determinadas emociones a un determinado producto y… voilà! Objetivo conseguido.
Lo mismo ocurre con la política. Da igual que Chávez y Griñán estén imputados, porque el producto que se vende es Andalucía, y nadie encarna mejor ese sentimiento de orgullo andaluz que Susana Díaz. Y, además, el PSOE lleva 30 años gobernando en Andalucía, de modo que cualquier otra elección política supone entrar en el terreno de lo desconocido; y lo desconocido… en principio no mola nada.
Es tan sencillo como eso.
A propósito de Henry:
https://www.youtube.com/watch?v=JiTz2i4VHFw
Estás mal de la puta cabeza.
Cede.
Casualidades de la vida, justo ahora me he encontrado con un documental en el que podemos ver al Sr. Damasio en persona, hablando de la imposibilidad de tomar decisiones, si estas no van acompañadas de algún tipo de sentimiento.
Muy interesante.
https://www.youtube.com/watch?v=xtXysTor5SU
Para los que quieran la versión rápida, pueden ver a partir del minuto 10:40.
¿De verdad te crees que alguien con dos dedos de frente va a ver uno de tus documentales de pirado de 1h (+- 10min)?
You’re fucking nuts.
Cualquier persona NORMAL habría entendido que sólo era necesario ver los DOS o TRES minutos siguientes al 10:40.
Pero ni eso eres capaz de comprender. ¿Cómo puedo esperar luego que comprendas el factor emocional del voto?