Vayan por delante DOS cosas:

1. Esta es una serie todavía inacabada, y que, por lo que se habla, puede alargarse hasta una séptima temporada o, incluso, una película, de modo que la opinión que verteré aquí sólo es válida con respecto a lo visto hasta ahora.

2. Siempre son dos.

3. Aunque, probablemente, los libros sean mucho mejores que lo que hemos visto en pantalla, me ceñiré a la crítica de esto último, no a la historia original.

SPOILER ALERT

He de decir que pocas series he empezado a ver con más reticencia, puesto que, por algún motivo, temía que Juego de Tronos fuera a ser demasiado mainstream para mí gusto, pero… “oh, boy… was I ever wrong.”

Juego de Tronos es, quizá, la serie menos predecible que se ha visto últimamente, y donde a los responsables no les tiembla el pulso a la hora de quitar de en medio a todo aquel que aspire a ser considerado protagonista de la historia. Habiendo visto ya tantas cosas en televisión, uno empieza a pensar como un guionista y juega, no ya a los tronos, sino a adivinar por dónde irán los argumentos; y aquí es donde digo que se vuelve un juego imposible, porque la trama camina por derroteros muy dispares a los que el gran público está acostumbrado a ver.

Y esta me parece una de las grandes virtudes de la serie. Si bien es cierto que hay una serie de personajes o historias que “parecen” fijas, después de 4 temporadas no creo que a nadie le sorprendiese la muerte y/o desaparición de ninguno de los hilos abiertos. En este sentido, y salvando las distancias, pienso que JDT/GOT se parece un poco a The Wire, en el sentido de que no tiene un protagonista o hilo conductor específico. El objetivo parece ser más el retrato de una determinada época (o situación, en el caso de TW) que la historia de fulano o mengano.

Otra cosa que destacaría de la serie son los personajes. Fantásticos todos. Un aplauso para los responsables del casting (¡un aplauso para Batman!) porque han hecho un trabajo excelente. Sería fácil destacar el trabajo de Tyrion Lannister (probablemente en el papel de su vida) pero yo me quedo con el personaje de su hermano Jamie.

A Jamie Lannister nos lo presentan al principio como un hijo de puta sin escrúpulos, que se folla a su hermana y que deja lisiado al pequeño Brandon. Motivos ambos, si bien uno bastante más que el otro, suficientes para ser considerado un “malo” en la película. Sin embargo, con el paso de los capítulos, los guionistas (el escritor) nos meten más en su piel, nos descubren sus motivaciones y sus tribulaciones, nos hacen ver las cosas desde su perspectiva (desde OTRA perspectiva) y así aprendemos que las personas, analizadas correctamente, no son buenas o malas, sin más, así como las cosas no son blancas o negras. Las cosas -y las personas- son, casi siempre, del color del cristal con el que se miran, y así es como Jamie Lannister pasa de ser un malo-malísimo, a ser un personaje complejo, al que tenemos tantas razones para odiarle como para quererle. Y todo ello ocurre sin estridencias, sin efectismos. De manera muy natural.

Dicho todo esto, también he de decir que considero a JoDT/GOlTv una serie de fácil consumo. Mucho sexo, mucha violencia e intrigas palaciegas mezcladas con una fantástica producción y magníficos actores forman unos ingredientes excelentes para hacer un producto de venta masiva (lo cuál ya hemos quedado en que no debería tener una connotación negativa), sin embargo, a mí personalmente me chirría un poco el apartado “fantástico” de la serie. Mujeres que no se queman con el fuego, muertos vivientes, niños que ven a través de los pájaros… pienso que la serie camina un poco en un alambre ahí (¡¡documental, documental!!), pues todo el realismo del que hace gala en las tramas y los personajes queda un poco en entredicho cuando introducimos este tipo de elementos que nos hacen poner en duda si se trata de un serie histórica (que pretende reflejar una época de la historia de la humanidad) o un fábula diseñada para entretener.

Sea como fuere, bienvenidas sean las futuras temporadas, y que podamos seguir disfrutando de esta serie que, si bien no se asoma siquiera al balcón de las grandes, al menos sí entra dentro de la categoría de “entretenimiento de calidad”.