No voy a molestarme en rebuscar entre los tropezones que habéis vomitado estos últimos años sobre los tramposos de la F1, porque esta imagen y este titular hablan por sí solos.

Briatore suspendido de por vida por tramposo.

Briatore suspendido de por vida por tramposo.

Ahora bien, clama al cielo que al cuellicorto no le hayan quitado la victoria que consiguió haciendo trampas, pero claro… si nos pusiésemos a quitarle al bocazas todas las victorias que no se merecía, se le quedaría un palmarés similar al de la otra gran promesa del motor español: Manuel Gibernau (de quién repentinamente dejásteis de hablar cuando, superada con creces la edad de 30 años, acumulaba un total de cero campeonatos del mundo).

Esa es la gentuza a la que habéis estado defendiendo todo este tiempo. Si es que no sé ni por qué me rebajo a compartir blog con vosotros.