La historia nos demuestra que el árbol de la sabiduría rara vez se encuentra el primero en una fila de árboles sino que, más bien, hay que adentrarse un poco más en el bosque para encontrarlo. Esto se puede apreciar en todo tipo de disciplinas, como puede ser en la música o en el cine.

En el primer caso, recientemente pudimos asistir a un buen ejemplo de lo que supone ser un gran artista, y no recibir el reconocimiento que te mereces. Estoy hablando, naturalmente, del Sr. Josh Rouse.

El segundo caso, y el motivo de este post, es una película que he tenido oportunidad de ver no hace mucho tiempo, y que creo que deberíais tener (si no tenéis ya) constancia de su existencia. Se trata de: “The Painted Veil“.

La película retrata, a través de la evolución de una pareja, cómo los errores otrora cometidos forman simplemente parte del pasado; y cómo, con la madurez y determinación necesarias, es posible restituir lo que se creía perdido para siempre, y avanzar hacia una situación de esperanza e ilusión.

Se trata de una historia quasi-épica que se sostiene, en gran parte, gracias al espléndido trabajo de los actores principales: Edward Norton, y Naomi Watts. Dos espléndidos intérpretes que, además, están a cargo de la producción en lo que parece ser una cinta personal y de carácter intimista.

Recomiendo esta película.