Circuito alemán de Nürburgring, 14 y 38 de la tarde. Schumacher lleva 49 vueltas y no está en mala posición. El aliento de los hinchas alemanes le han llevado al tercer puesto en la parrilla de salida y sólo ha perdido un puesto desde el principio de la carrera. Aventaja al siguiente en más de 15 segundos y está a menos de 1 segundo del anterior. El depósito empieza a flaquear: ha llegado el momento de parar a repostar. Si todo se desarrolla rápidamente puede que coja al tercero cuando éste tenga que parar a su vez.

Introduce el coche en boxes y frena suavemente hasta detener el coche. Se acercan los mecánicos y…

– ¡Uy, qué mal suena ese motor! ¡Eso va a ser el cigüeñal! ¿eh?

– ¡Veeeenga, coooño! ¡Rápido!

– ¡Rápido, dice! Con el lío que tenemos esta semana. Estooooooo…hasta el miércoles o el jueves no lo tenemos.

– ¡Me cagoentuputamadre! ¡Llénalo y ajusta el alerón!

– Sí, sí. Tú espérate que no sea chapa también. Déjanoslo y te mandamos el presupuesto. Pero va a ser un pico, ¿eh? Yo le aviso que luego llegan las sorpresas.

(Fiuuuuuuuuuuuuuuu)

– ¡Mira ese! Van como locos. ¡Tendrás prisa!

– ¡Por tu madre, déjate de gilipollecees!

– Sin faltar, ¿eh? Mira, llamamos al seguro y a ver qué dicen. Que con estas cosas es mejor seguir la proceduría, no vaya a ser que luego me metan un puro a mí.

– ¡Ponle el PUTO combustible!

– ¡Qué humos! ¿Qué es: diesel o gasolina?

(5 minutos después M.S. se retira una vez más de la carrera)