Mientras la junta directiva actual sigue echando mierda sobre la anterior, y después de la última, y lamentable, acción de Gerad Piqué con la justicia (que ya denunciamos en este blog) ahora le toca el turno a Leo Messi.
El argentino (quien, recordemos, está llamado a declarar como imputado en un turbulento asunto de evasión de impuestos) ahora no sólo se sale de madre burlando a la justicia, sino, también, a su propio entrenador.
Así es, amigos. En una manifiesta declaración de soberbia, Leo Messi desobedece las instrucciones de su entrenador y se niega a ser sustituido, siendo el inocente Nohaymar el que tiene que pagar los platos rotos y abandonar el campo con destino al banquillo.
Ciertamente no es de extrañar que un tipejo que, cual Tío Gilito, atesora millones entre contratos de publicidad y salarios estratosféricos (pero que, aún así, ve necesario burlarle unos cuantos de esos millones a la Hacienda Pública) ahora desobedezca las instrucciones de un superior.
La falta de respeto que muestran los jugadores azulgranas ante cualquier síntoma de autoridad es preocupante. Hoy ha sido Messi y la semana pasada fue Piqué, pero todo el imperio de la farsa se forjó años antes, cuando el adalid del independentismo, Pep Guardiola, ya soltaba mentiras tan asquerosas como las que suelta aquí para justificar su presencia en la selección española.
El deterioro del farsa sigue su curso, y no parece que nada pueda detenerlo.