Julio Fernández es productor de cine. El pasado domingo se llevó un Goya a la mejor película de animación y aprovechó el discurso de agradecimiento para arremeter contra la “piratería”. Pero la cosa no acabó ahí. En una entevista para el Faro de Vigo se explaya mucho más. Pero muchísimo más. He aquí unos ejemplos.

Es que [la piratería] es un escándalo de tal magnitud que no saben por dónde cogerlo. A través de internet se ve todo y la gente se enorgullece diciendo que se ha bajado diez, quinientas, dos mil películas. Me pregunto qué diría si se robase en los supermercados y luego se vendieran esos productos en la puerta. Para acabar con la piratería necesitamos medidas urgentes y con la misma fuerza que las empleadas contra el terrorismo y la pederastia. Es una cuestión de ética y de valores. No todo vale.

Insiste en la comparación con el terrorismo y la pederastia:

Las compañías de telefonía saben si alguien está bajando productos. Es igual que cuando controlan a pederastas y terroristas.

Y habla también sobre el canon:

El canon ha despistado porque la gente se cree que como ya paga un canon con el soporte, bajar es legal.

Es que bajar es legal, Julio Fernández.

A veces, sin embargo, la vida da muchas vueltas y te trae inesperadas alegrías. Por ejemplo… no sé… que la Fiscalía pida seis años de cárcel para Julio Fernández por el desvío de 50 millones.

¡Qué cosas! ¿Verdad, Julio?