November 5, 2007
A Paquitall le pierde la bocaza. Y se llena la ídem llamando bocazas a los demás, mientras exalta a sus patéticos ídolos de paja.
El tiempo pone a cada uno en su lugar y, aunque ya hace tiempo que colocó a Paquitall en su propio pozo de ignominia, no está de más que se lo recordemos cada cierto tiempo. Más que nada para ver con qué nueva falacia nos sale, cómo evita con ardides infantiloides reconocer una nueva derrota, el reconocimiento de su poca credibilidad y de sus endebles razonamientos.
Bocazas, dice. ¿Qué es, entonces, Peppone Rossa?
Los ataques de F&T hace tiempo que dejaron de ser lo que otrora fueron, y hacen que mis réplicas sean tan evidentes, que casi están implícitas en el propio ataque. No sé hasta qué punto debo molestarme en responder, y seguirle así el juego a F&T, pero todo sea por evitar ver una falacia sin réplica.
Valentino Rossi es al motociclismo lo que Michael Schumacher a la F1, o Lance Armstrong al ciclismo. Esto es, el más grande entre los grandes. Todos tenemos en la retina sus aplastantes victorias en la época de Honda, y sus divertidas exhibiciones en la época en la que el malogrado Sete “little” Gibernau, jugaba sin éxito a ganarle alguna carrera.
Durante esa época, el campeón italiano no pronunció una palabra más alta que otra ni sobre sus rivales, ya fuesen estos pilotos o escuderías, ni sobre sus compañeros, ya fuesen estos más o menos competentes.
Pero los días de vino y rosas no duran para siempre, y las vacas flacas acabaron por aparecer. Hace dos temporadas, Valentino Rossi comenzó a experimentar serios problemas mecánicos en su M1, los cuales fueron incrementando según avanzaba la temporada, impidiéndole así alzarse con su octavo título de campeón del mundo.
Sigo: la pasada temporada, los problemas técnicos de la Yamaha no sólo remitieron, sino que se vieron incrementados por un flagrante bajo rendimiento de los neumáticos, lo que todo unido propició que Valentino Rossi viese terminar muchas carreras desde el Box de Yamaha.
Pues bien, ni una sola vez durante esos dos años de calvario ha llegado a mis oídos una sola declaración altisonante del gran campeón italiano, ya sea contra su equipo o contra los rivales. En ningún momento le he oído echar balones fuera, o inventarse teorías conspiratorias en contra de la Federación Internacional de Motociclismo, para justificar sus derrotas.
Tan solo ahora, después de dos años de agonía a lomos de una moto que no terminaba las carreras, y una vez concluído el campeonato del mundo, ha salido haciendo declaraciones en contra de una situación que ya venía siendo ridícula. Ha sido duro, pero ha sabido elegir el momento para hacerlo.
El bocazas tiene mucho que aprender de Valentino Rossi.
¿Qué os había dicho?
Que lo disfrutéis…