Otro título posible para este post sería Psiquito de la Calzada.
Atentos al chiste:
Un señor entra en una pastelería y pide en el mostrador una tarta, pero la devuelve enseguida, pidiendo, en cambio, una copa de licor. Después de beberla se aleja sin pagar. El dueño de la tienda le llama la atención. “¿Qué desea usted?”, pregunta el parroquiano. “Se olvida usted de pagar la copa de licor que ha tomado”. “Ha sido a cambio del pastel”. “Sí, pero es que el pastel tampoco lo había usted pagado”. “¡Claro, como que no me lo he comido!”
Aparte de no tener ni puñetera gracia, este chiste no parece ser nada del otro mundo. Y así sería, en realidad, si no fuera porque es uno de los chistes que comenta el ídolo de Paquitall: Sigmund Fraud.
Sí, sí, como lo oís. En El chiste y su relación con lo inconsciente, el afamado psicoanalista se dedica a diseccionar un chiste tras otro. Tal cual. Los coge y analiza la técnica de cada uno en un intento por desentrañar la esencia chistosa que los acompaña. Va exponiendo una clasificación de los métodos empleados, a cual más surrealista, y se ceba especialmente con los chistes sobre judíos. Aún voy por la mitad, así que no sé a qué conducirá todo eso, pero por ahora me descojono.
No quiero ni imaginar lo que podrían hacer en Padre de Familia con este material.