Valentino, anda, rico, ven, acércate. Pero ven con cuidado, no vaya a ser que te caigas. Tú, despacito, como si no te jugaras nada, ¿de acuerdo? ¿Qué te pasa? ¿Por qué no estás disfrazado con esa estúpida bata blanca? ¿Por qué no te ríes? Pero… pero… parece que estás llorando. Ya pasó, ¿vale? Olvídate. Nadie […]