Amigos, no me voy a extender con este post, porque hay cosas que son tan evidentes que no merecen segunda lectura.

Tras el valiente, y honesto, gesto de los jugadores del Real Racing Club de Santander S.A.D. de no jugar al fútbol hasta que sus dirigentes les paguen por el trabajo que hacen, ahora el club se enfrenta no sólo a una dura sanción económica, si no, lo que es mucho peor, la imposibilidad de volver a jugar la competición la temporada que viene.

Esta sanción está contemplada en el Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol. Código que aplica a todos los clubes españoles.

A todos, menos al farsa.

El farsa, recordemos, se negó a jugar un partido de Copa en el año 2000; pero no porque sus jugadores no cobrasen, no, sino porque tenían bajas. Así es, amigos, el farsa, cuando tiene bajas en su alineación titular, si le place, no juega el partido y a correr.

Así es. Capitaneados por el adalid de la farsa, Pep Guardiola, el farsa se plantó en el campo, y se negó a jugar.

¿Aplicó aquí el Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol?

No.

¿No hubo ningún tipo de sanción?

No.

Anda, ¿y eso?

Porque el Presidente de la Federación Española así lo decidió.

¿Y quién era ese Presidente que demostró que la justicia no es igual para todos?

Ángel María Villar.

Ese es, amigos, el villarato.

Queda claro.