Iba yo tan campante por este blog, saltando de aquí a allá cual mariposa en una floristería, leyendo por encima esto y aquello, cuando me topo con una bonita noticia de 2005 enviada por Botchan (¿os acordáis de Botchan? Sí, hombre… ese chico tan majo… así, espigado y tal… que tuvo una apoplejía ya hace unos años… ¿no?) en la que Ana Botella se lamentaba de que Madrid no se había llevado los Juegos Olímpicos de 2012 (¡2012!) por culpa de… (redoble de tambores)… ¡efectivamente: Zapatero!
Rebuscando un poco no es difícil llegar hasta el artículo original al que, seguramente, hacía referencia nuestro desaparecido ex-compañero. Resumiré para el que no quiera seguir ninguno de los enlaces. Lo que la, por entonces, alcaldesa en funciones afirmaba es que ninguno de los representantes de Nueva York había votado a Madrid porque dos años antes (¡dos!), el presidente socialista no se había levantado en presencia de la bandera estadounidense durante el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas del día de la Hispanidad. Y de ahí que el proyecto fracasara.
Todos los actos tienen consecuencias, decía la señora Botella. ¿Todos? Sin salirnos del camino olímpico, ¿cuáles serían entonces los actos que llevaron a las consecuencias de que por dos veces y asimismo con su presencia y liderazgo cayeran las sucesivas y consecutivas candidaturas que presentó para 2016 y 2020?
Seguramente también fueron actos perpetrados por Zapatero. Por supuesto, nada tuvo que ver esta última vez, bastante reciente, el ya famoso relaxing café con leche in Plaza Mayor, por poner un ejemplo. (Esto daría para otra discusión completamente distinta, a saber: reírse de la Botella por su inglés, ¿sí, no, depende?).
Hay una famosa anécdota sobre un presidente ruso -o norteamericano, no lo recuerdo- que, cuando iba a abandonar su cargo, le escribió a su sucesor dos cartas para que éste las abriera, en el orden establecido, cuando tuviera que enfrentarse a sendas situaciones comprometidas. Transcurrido un tiempo, el nuevo presidente se vio envuelto en un escándalo de difícil solución, así que, acordándose del consejo de su predecesor, abrió la primera de las cartas. En ella sólo se leía “Échame la culpa a mí”. Así lo hizo y logró salir airoso del embrollo.
Pero el tiempo volvió a correr y, de nuevo, se encontró acorralado por otro terremoto político del que no sabía cómo salir. Se acordó también esta vez del consejo que le diera el anterior presidente y de la segunda carta que le dejó como legado. La abrió esperanzado. Ésta decía: “Siéntate en tu sillón y escribe dos cartas”.
Pues bien, cualquiera diría que Zapatero no dejó escritas dos cartas, sino cien. Desde el paro hasta la crisis económica; la Gürtel, el independentismo catalán, la subida del IVA; la prima de riesgo cuando estaba por las nubes; el incumplimiento del déficit. Todo forma parte del mismo legado maligno del socialista.
La cosa ha remitido bastante, reconozcámoslo, si bien aún quedan coletazos -no hace tanto que pude escuchar cómo le declaraban el culpable subsidiario de la suelta de etarras, violadores y asesinos en serie (así lo llaman). Pero en sus buenos tiempos, cuando gobernaba, la virulencia que desataba la mera mención de ZP era tal que no se ha conocido otra parecida.
Ahora no sólo la izquierda sino gran parte de la derecha echa pestes de Rajoy. Y sin embargo no se palpa ese ambiente de odio encarnizado que despertaba Zapatero (que me corrija alguien si mi sensación está completamente equivocada). ¿Es porque uno es mejor que otro? ¿O es porque periódicos y políticos son todos la misma mierda… pero no la misma?
Yo también percibo esa ira especial entre los ciudadanos españoles hacia la figura de Zetaparo, pero yo creo que se debe, en parte -y simplemente- a la imagen que transmitía.
Los políticos viven de su imagen, hasta el punto de que, prácticamente, da igual lo que hagan, siempre y cuando la imagen que ofrezcan sea de seguridad y confianza. Sí, ya sé que Mr. Brey no es la encarnación del carisma, pero… no sé, la impresión que yo tengo (y muchos otros ciudadanos también, dada esa inquina generalizada) es la de que Zipi-Zapatero daba una imagen de pobrecito al que el cargo (cualquier cargo, en realidad) le venía más que grande, como si fuera un niño que se ha colado en la fiesta de su hermano mayor. Y que ese tío tome las decisiones que afectan a tu vida, jode. Jode mucho.
Quizá ese odio tan punzante se pueda resumir en un solo acto de su vida política, que todos recordamos: éste.
Analizad el vídeo: no sólo es el no saber la respuesta a una pregunta tan simple, es su gesto, su sonrisa forzada, su nerviosismo… la chulería del final (ese “depende”).
Esa no es una persona capacitada para dirigir un Gobierno.
Otros tampoco, pero es que la imagen que transmite…
Eh… no me deja editar el commment.
El enlace está mal.
Tiene que llamar.
Corregido.
Duly noted.
Me cuesta creer que alguien use como argumento una pregunta como esa, que pasará a los anales (hihihihihi) de la demagogia.
Sí, es cierto que no supo salir al paso pero ¿no nos acordamos de Rajoy y su “me ha pasado una cosa muy notable, que es que no entiendo mi propia letra”? Ya, ya sé que has dicho que el gallego tampoco es que sea… Pero es que a eso voy: ¿de verdad crees que hay tanta distancia en la imagen que desprenden ambos per se para que haya tanta diferencia en la inquina que despertó cada cual?
Es decir, no, no estoy de acuerdo en que sea un problema de imagen, sino que creo que sí hay diferencias entre partidos y medios de comunicación. ¿Es siquiera parecido el acoso y derribo al que se vio sometido ZP en su primer año como presidente a la casi blanda oposición de Burracalva?
Sí, de verdad lo creo.
Brey será (y es) todo lo que uno quiera decir (recordemos también aquello de “en cuanto a la primera pregunta… ya tal”) pero honestamente pienso que Peta-Zetapero tenía un algo especial, una especie de halo de inutilidad que hacía imposible tomarle en serio. Esa perenne medio sonrisa, ese rollo del “talante” que usó como arma política tras la imagen dictatorial de Aznar y que tan poco venía a cuento cuando se trataba de negociar con ETA, su incapacidad absoluta para hablar inglés en las cumbres internacionales(tengo en mente un post sobre Anne Bottle también). No sé… todo en su figura parecía una broma de mal gusto que servía para ponerle las cosas muy fácil a todo el que estuviera predispuesto a despedazarle.
Insisto en que todo esto es imagen. Luego sus políticas podrían ser más o menos acertadas, como la retirada de la guerra de Irak o su -más razonable- ley del aborto, pero puedo entender (sin ser yo ningún animal político, como sabéis) que el socialista despierte más odios que el pepista.
Y digo esto en un tiempo en el que hay más manifestaciones en la calle contra el PP, que locales comerciales disponibles (¿os habéis fijado en la cantidad ingente de locales en alquiler?)y en el tiempo en el que los populares (¡qué ironía!) están cubiertos de mierda como no lo ha estado nunca antes; con el caso Bárcenas, la trama Gurtel todavía coleando, la ley del aborto… Realmente parece difícil que el PP conozca días más oscuros.
¿No son todos la misma mierda? Me cuesta creerlo.
El Gran Wyoming tiene (o tenía, hasta hace poco) una sección entera dedicada exclusivamente al Sr. Bárcenas (The Fucking Master Of The Universe) y su corrosivo humor está especialmente inspirado cuando es el PP el que está en el gobierno.
¿Quién destapó, persiguió y sigue persiguiendo, cuchillo entre los dientes, la trama de la contabilidad B en el PP? El País, por supuesto.
En cuanto a los partidos (políticos) yo personalmente pienso que el PSOAS quedó tan tocado y hundido después de su último ciclo en el poder, que no le han quedado ni fuerzas (ni cara dura suficiente) para ejercer una oposición feroz. Algo así como existiera un algo en el ambiente de “mira, tú no hables mucho, que después de los 8 años que nos diste…”
Creo que el PSAOS necesidad sangre fresca para poder ejercer una buena oposición.