En muchos de los medios de comunicación se está utilizando la figura de un controlador aereo, Francisco Capella, como ejemplo de controlador que está en contra de sus propios compañeros. Esto incluye la Cadena Ser aunque, curiosamente, este hombre es colaborador habitual de libertaddigital, cosa que la Ser no dice en ningún lado. Esto mosquea un poco y, al igual que hace la cadena ser para buscar controladores disidentes, haciendo una pequeña busqueda encontramos artículos de este hombre referentes a:
– La huelga general del 29 de Septiembre
Hacer huelga es fundamentalmente incumplir unilateralmente un deber de prestar un servicio pactado previamente en un contrato laboral. El huelguista no sólo merece no recibir su salario de ese día: además debería pagar daños y perjuicios por las pérdidas que cause por negarse a cumplir con su deber, y su empleador tendría derecho a rescindir el contrato por incumplimiento de la otra parte.
Naturalmente que la huelga es un derecho constitucional, lo cual refleja el ínfimo nivel ético de las constituciones que consagran estos pseudoderechos destructivos e ilegítimos.
Ahora quiere recordarnos, por si lo habíamos olvidado, que “gobernar es decidir“, lo cual es cierto pero incompleto: gobernar en plan socialista es inmiscuirse, entrometerse, decidir ilegítimamente por otros, en contra de su voluntad, e imponiéndoles las decisiones de forma coactiva. Blanco asegura que los principios de su Gobierno son “determinación, ambición, sensibilidad y responsabilidad”.
– El concurso de Miss España (si, incluso se atreve con eso).
Al igual que la mayoría de los colaboradores de la derecha mediática en sus artículos ningunea a quien le viene en gana y demuestra en todo momento sus ingentes conocimientos en todos los temas habidos y por haber. Curiosamente, su teoría sobre si AENA podía haber evitado la situación que se ha ido generando todos estos años con los controladores la presenta como un organismo acobardado que, dado que la situación acómica económica era favorable, no quiso meterse en berenjenales.
Pues yo soy un ciudadano trabajador como todos los demas que no tengo ni idea de nada pero bien me cago en la puta de los controladores y sus familias y los blogs de los amigos de sus familias. No tengo ni puta idea del tema pero si cobran mas que yo y hacen huelga es que son unos hijosdeputa y se merecen que los apalicen. No me extrañaría que el que ha escrito este post fuera familiar o novio de alguno controlador, o incluso un controlador mismo, que pueden escribir con una de sus siete personificaciones (las otras siendo la peste, la muerte, la guerra, el caos, el dolor de tripa y los calzoncillos pequeños).
Y no sé qué manía le ha entrado a todo el mundo con la sangre de niño, pues no está tan mala (eso sí, es cara de cojones)
Consecuencias trágicas de esta situación son titulares como el de ayer de La Razón, en el que decía que cerca de un 90% de los ciudadanos españoles despediría a los controladores.
¿Se referirán a que los sustituirían por otros, o a que suprimirían esos puestos de trabajo? Ya cualquiera se fía.
En cualquier caso, y siendo a todas luces evidente que a esta situación nunca se habría debido llegar; si nosotros hubiésemos estado en posición de tomar una decisión, ¿qué habríamos hecho el sábado por la mañana si nos encontramos con que hay “x cientos” vuelos programados y no hay controladores para atenderlos?
Matarlos a todos.
Hombre. A mi lo que no me parece bien es:
1- justificar una decision a la que se llega, siendo bien pensado, por no haber sido capaz de resolver antes un problema q tu mismo has causado
2- que el gobierno del talante y de la izquierda cada vez tiene menos talante y menos de izquierda
1.- Parece claro que esto ha sido un pulso entre los controladores y el gobierno, y al final da la sensación de que todos han salido perdiendo.
2.- Yo no veo que en la política haya talante, izquierda o derecha. La política es eso, política, es decir, una pantomima que se le representa al gran público con el objetivo de acceder, primero, al poder, para después permanecer en él el máximo tiempo posible.
Las convicciones tienen cabida, sí, pero sin lo primero, son irrelevantes.