Aún sorprendido por la profunda indignación con la que el miembro activo más torpe de este blog se pronunció no ha muchos días sobre los cambios propuestos (¿definitivos?) por nuestra otrora querida RAE, lo cierto es que comparto su opinión de que algunas de las modificaciones que publica la Academia me parecen auténticas salidas de tono, como es la sustitución de la “i griega” por la “ye-ye”, o la eliminación de la tilde en el adverbio “solo” cuando este sustituye al consabido “solamente”.

Personalmente, y sin ser nada parecido a un admirador o detractor suyo, opino como Javier Marías, y yo seguiré escribiendo y deletreando la “y” como me dé la gana, y acentuaré el “sólo” si es que así lo considero oportuno.

¡Sólo faltaba!