Un par de perlitas de nuestro amigo Albert Speer, arquitecto del Tercer Reich:

1. Visitaba una fábrica donde hacían trabajar a presos de los campos de concentración. Las condiciones higiénicas y sanitarias eran penosas; la mortalidad, elevada. l escribe que, cada vez que lo recuerda, le remuerde la conciencia. Y añade la siguiente nota:

La espantosa impresión que nos causó el campamento se desprende de lo que se expresa entre líneas en la Crónica del 10 de Diciembtre de 1943: “En la mañana del 10 de Diciembre, el ministro [o sea, él, Speer] se dirigió a inspeccionar una nueva instalación en el Harz. Aquella tremenda empresa exigía sus últimas fuerzas a los hombres que la dirigían. Algunos llegaron al punto de tener que tomar vacaciones forzosas para recuperarse de los nervios”

Vacaciones forzosas. Pobrecillos. Se ve la especial sensibilidad del hermano de Britney con los esclavos presos.

2. Speer era el blanco de una de las numerosas intrigas que se sucedían entre los colaboradores de Hitler. En una de esas, se planteó dimitir, harto de todo. Hitler le ruega que recapacite, pero él responde:

– ¡No, estoy harto! ¡No quiero oír nada más!

Y añade en otra nota:

El mariscal Milch afirma hoy que utilicé la famosa cita del Götz von Berlichingen de Goethe: “lámeme el culo”.