Desenmascarado incluso por sus votantes, desacreditado por la fácil y cobarde humillación de las víctimas, abominado por al menos la mitad de la nación, como ningún otro mandatario desde Fernando VII, por su ensañamiento en la traición, ¿de qué no será capaz a partir de ahora, a cambio de una prórroga otorgada por un gesto de los terroristas? Por eso, la respuesta del movimiento cívico debe ser el mantenimiento de la resistencia pacífica en la calle, y la del PP, volcarse en la batalla de las autonómicas (particularmente, en Navarra, pieza clave de la estrategia conjunta de Zapatero y ETA) y, a continuación, en el objetivo de un adelanto electoral que restituya cuanto antes a los españoles una soberanía que este presidente legal, pero ya completamente ilegítimo, ha puesto en rebajas a los terroristas.

Editorial de The Fascist en el 3er aniversario del 11-M.