El cristiano no puede votar a políticos que no combatan el aborto, ni a quienes ignoren doctrinas morales fundamentales según Roma. Lo sostiene el sustituto del cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición. Se trata del ex arzobispo de San Francisco (EE UU), William Joseph Levada, el único cargo del Gobierno vaticano nombrado por el actual pontífice.
La idea de que el cristiano peca votando de una u otra manera es recurrente entre la jerarquía estadounidense, que en las últimas elecciones apostó claramente por George Bush, protestante pero antiabortista, frente al candidato demócrata, el católico John Kerry. Levada reclamó ayer al sínodo que esa combativa posición se extienda a toda la Iglesia católica, en la idea del papado de volver a poner a Dios, “proscrito ahora”, según Benedicto XVI, en el centro de la vida pública, como cuando el cristianismo fue la religión de los imperios.