Este fin de semana el Barça ha conseguido levantar el vuelo con una impresionante goleada por cuatro goles a uno frente al Betis. Con el protagonismo de un Etoo imparable, el equipo de Rijkaard se impuso brillantemente y volvió por los fueros que había abandonado temporalmente.
Por otra parte, y pese a que a Paquito le molestará soberanamente, Rafa Nadal dio de nuevo un espectáculo de tenis en la Copa Davis y puso al equipo español en el camino de la victoria frente a Italia, después del traspié de Ferrero en el primer partido.
Y nada más digno de reseñar de este fin de semana, como no sea la previsible alegría que nos ha dado el flamante Premio Príncipe de Asturias de Deporte, el primer español y el piloto más joven de la historia en ganar un campeonato de F1 (ahí es nada): Fernando Magic Alonso, el auténtico Hombre de Hielo. Pero esto a muchos les parecerá una minucica, una bagatela.
Y eso que Fernando, al contrario que Torpone, a la primera oportunidad que se le presenta de dejar finiquitado el campeonato, no la desaprovecha, sino que con gallardía, sobriedad y saber hacer, remata la faena matando al toro en el momento preciso.
Al hablar de Alonso a uno se le agotan los elogios y se le acaban las frases de asombro, y ni aun así son suficientes. Le dimos la enhorabuena por un merecidísimo premio (como acaba de demostrar) de reconocido prestigio, fue paradigma de concentración y tesón, nos dejó sin palabras seis veces…
A más de uno, como ya he dicho, le sentará como un tiro que haya ganado. Como el mismo Alonso dijo horas antes de proclamarse campeón del mundo de F1, hay quienes creen que no se lo merece, quienes son todo crujir y rechinar de dientes por la envidia y alegan que este año no ganará el mejor piloto. Es por eso por lo que aún disfrutará más de su merecido galardón; por aquellos que tendrán que tragarse su bilis, su inquina, y admitir, aunque sea en soledad y a regañadientes, que Fernando les ha callado la boca. Muchos habrá en España, donde la envidia es el deporte nacional; tal vez entre nosotros. ¿Hay alguien con ese perfil por ahí? Que levante la mano el que se sienta identificado. ¿Paquito? ¿Alguien más?
Para zanjar el asunto me despido con una frase que pasará a la posterioridad de las grandes pifias:
Alonso no es una joven promesa. Si lo fuera ya habría ganado algo. ¡Eso, eso! Que le llamen joven promesa mientras queda cuarto o quinto toda su vida (Paquito No Tengo Ni Puta Idea De Nada Chocolatero).