Hola. El verano ya está aquí. Hace muchísimo calor en Lodi (Italia), y a la mínima me pongo a sudar como una fuente; esta ciudad se vuelve insufrible durante julio y agosto. Menos mal que cada vez queda menos para el 10 de julio. Hay días que creo que esa fecha es lo único que me mantiene animado durante el día, en el trabajo, o solo, en casa, los fines de semana.
Antes de partir, no obstante, me gustaría dejar arregladas algunas cosas. La casa, por ejemplo. Tendré que reservar un día para limpieza exhaustiva: fregar, barrer, pasar el trapo por el polvo, ordenar cajones, armarios, tirar muchas cosas que ya no necesito (papelajos, números de teléfono, escritos…), revisar discos duros, disquetes, cedés… También podría dejarlo todo tal y como está, pero prefiero que la casa quede en orden.
Otro día, me temo, lo tendré que ocupar entero a zanjar los diversos temas económicos. No gran cosa: pagar el recibo del piso al casero, anular aquella cuenta, transferir esto otro; aún no sé muy bien, ya veremos.
Han llamado esta tarde del taller. Puedo ir a recoger el coche mañana. Revisión rutinaria. Paderno D’Adda no queda lejos de Lodi (unos 80 kilómetros, calculo), pero mejor asegurarme de que el coche no falla. No quiero sorpresas desagradables de última hora.
Ahora mismo estoy escribiendo junto a la ventana, con el ventilador a mi lado, y aun así no soporto estos calores vespertinos, como plomo hirviendo, que vienen a abofetearme el rostro, cada vez más rojo y sudoroso; parece como si me fuera a ahogar por el calor, como si tuviera una soga de calor alrededor de mi cuello. Pero dejemos los comentarios morbosos para otro día.
Antes de partir, como digo, -¡qué cerca ya el 10 de julio!-, me tendré que despedir de unos cuantos amigos. También de los que leen el blog (los dos blogs). Les dejaré un post programado, para que lo vean cuando ya haya salido para Paderno D’Adda, cuando ya me haya ido. Será divertido. Para cuando lo lean yo no podré contestar. Quizá un día o dos.
Hoy en el trabajo me han preguntado qué planes tengo para el verano. Les he tenido que mentir, claro.
¡Ay, el 10 de julio, el 10 de julio! Ya no queda nada.