La primera carrera de la temporada es ya una realidad, y podemos observar que ha habido pocos cambios significativos con respecto a la pasada campaña. El que es bueno lo sigue siendo; el que tiene suerte la sigue conservando, y el que es un bocazas lo sigue siendo.

Muchos dijeron de Hamilton que sin no-neck en el equipo no sería capaz de quedar entre los 10 primeros. Craso error. Hamilton ha demostrado que su fantástico (aunque finalmente lamentable) rendimiento del año pasado no fue casualidad. El inglés firmó una brillante carrera, completamente ajeno a todo lo que pasó por detrás de él.

Porque pasó, y mucho, detrás de él. El circuito australiano se convirtió ayer en un diabólico escenario donde, más que coches de F1, parecían autos locos los que competían. A destacar la actuación de los Ferrari, a priori grandes favoritos, que vieron cómo sus
expectativas de victoria desaparecían bajo un sinfín de problemas de toda índole, quedando culminados con el abandono del actual campeón del mundo, Kimi Raikkonen. Una lástima, viendo la extraordinaria evolución del finlandés desde el principio de la carrera.

Después del último Safety Car (ayer tuvieron trabajo) la carrera se quedó con tan solo 9 corredores, de 20 que la habían iniciado. Aquí fue donde pudimos observar la sempiterna fortuna de no-neck, cuyo discretísimo séptimo puesto se vió impulsado notoriamente debido al masivo abandono de corredores que marchaban delante de él, lo cual le situó, sin comerlo ni beberlo, en un ilusorio cuarto puesto que poco se correspondía con su rendimiento en el día de ayer.

A falta de tan sólo 2 vueltas, el finlandés del equipo McLaren, Heikki Kovalainen, consiguió hacer valer la superioridad técnica de su monoplaza arrebatándole el cuarto puesto a big mouth, el cual se benefició, acto seguido, por un incomprensible error del finlandés al pulsar por error el botón del limitador de velocidad, que le dejó sin velocidad punta para competir con el Renault de no-neck en la última y decisiva vuelta.

La calidad deportiva y humana de big mouth la pudimos comprobar al final de la carrera, cuando decidió hacer burla de la desgracia de su compañero de faenas, lanzando, además, un dardo envenenado a su excompañero de McLaren, Lewis Hamilton.

Así las cosas, aun hay quien se dedica a alabar a un corredor cuya fortuna dentro de la pista sólo es superada por su falta de elegancia fuera de ella.