Dicen los hombres sabios (aquellos afortunados q han podido establecer contacto visual con el CdI) q hasta los más tontos dicen algo inteligente alguna vez. Pues bien, estableciendo una compleja analogía con la victoria de CA en el mundial de F1, podemos decir q hasta los más torpes consiguen ganar alguna vez.
ChuloAlonso se ha proclamado campeón mundial de la F1 2005; atrás han quedado todo tipo de indecorosos comentarios sobre los rivales, críticas al propio equipo, malas caras, inoportunas declaraciones y demás gilipolleces q han salido de su enorme bocaza.
Pero, dejando a un lado el tema personal, CA se ha proclamado el campeón más joven de la F1 con escasos 24 años, lo cual sería muy meritorio si tan solo hubiese sido capaz de ganar más carreras q alguien (algo q parece lo mínimo q se le puede pedir a cualquier campeón q se precie).
Si echamos la vista atrás hacia otros campeones, vemos cómo gente de la talla de Miguel Induráin, EPO-Lance Armstrong, Mick Doohan o el incomparable Valentino Rossi (del q luego hablaremos) no sólo se han alzado con el trofeo de campeón, sino q lo han hecho, además, de forma brillante y arroladora. Mick Doohan, por ejemplo, se proclamó campeón del mundo de 500cc por última vez ganando 12 de las 17 carreras disputadas, cifra record q sólo está al alcance del más grande de todos los tiempos del motociclismo, Valentino Rossi, quién este año acecha peligrosamente el record del australiano, pues ha conquistado el mundial de MotoGP a falta de 4 carreras para el final y con un apabullante balance de 9 victorias sobre 13 carreras disputadas
En el deporte no sólo se trata de ganar, se trata de “cómo ganar”; cualquiera puede tener un buen día, una buena racha, o, incluso, un año bueno; no hay más q ver cómo deportistas mediocres han conseguido de forma eventual las más altas hazañas (a saber: el Barcelona campeón de europa en 1992; Bjarne Riijs ganador del Tour en el 1996 o Sete Gibernau campeón de karts del colegio Ntra. Sra. de las Caídas en 1975)
La sombra del mal fario de Kimi Räikkonen es muy alargada, y los grandes expertos de la F1 sostienen q el finlandés es mucho mejor piloto q el español, de modo q si la ira de Dios se mantiene alejada de su McLaren, no le resultará extraño a nadie ver al simpático norteño en lo más alto del podio en el año 2006.
Te deseamos toda la suerte del mundo, Kimi.